viernes, 23 de noviembre de 2007

León Gieco, La memoria

Por Nicolás Fogolini

Trabajo final del taller de comprensión y producción de textos II

"La dictadura en las letras argentinas.
Un recorrido desde el arte”.

Página 1 La dictadura fue terror, temor, silencio, mentira, violencia, fusilamientos, tortura, matanza, horror, imposición y exterminio. Para otros, reorganización, rectitud; “si no te metías no te pasaba nada y vivías bien”.Para ellos, era verdad, una sola manera de ser y la correcta.
Se sembró miedo, se anuló. No se oía, no se veía; no se sabía. Hubo falta de compromiso; se ignoró.
Los periodistas dirían la época de censura, de prohibición, donde había que callar o morir, exiliar o apoyar; época de “sugerencias ordenadas”. La única información era la oficial. Las puertas se cerraban y se abrían las del exterior. La censura era la muerte.
La dictadura es vértigo para vivir. Un eco que sigue sonando, un veneno que sigue ensuciando la cosecha, un faro que escondieron y un horizonte que no existe.
El destino que fue trazado entre ignorancia y dolor, hoy es confusión. Una sociedad vencida que se perdió y no pudo volver de su exilio interior.
Injusticia, intolerancia, incomprensión, imposición, inacción, incertidumbre, incoherencia, inconstitucionalidad, indolencia, ignorancia, inmoralidad, insensatez, indignación, impunidad e indulto son algunas de las palabras que siguen resonando.

Página 2
1976-1983
Historia de silencio, censura y muerte.
La dictadura Militar en la Argentina y el compromiso de Rodolfo Walsh. Las persecuciones, torturas y los miedos se mezclaron con la indiferencia y el deporte. La inexplicable Guerra de Malvinas quiso ocultar la inoperancia de la Junta.

La dictadura militar dejó marcas, huecos y mucha ignorancia. Los escritores formaron parte de esta etapa y sus textos lo reflejan. Algunos sin involucrarse y alejados de la realidad, otros se comprometieron con su profesión y llegaron a dejar su vida para lograr destapar una realidad ocultada.
La Junta Militar Argentina tomó el mando del país el 24 de marzo de 1976, cuando derrocó el gobierno de Isabel Martínez que asumía tras la muerte del General Perón. Comandado por Jorge Rafael Videla, el Golpe Militar fue el comienzo de una época de terror y violencia cuyas consecuencias se sufren hasta hoy.
El escritor y periodista Rodolfo Walsh es un desaparecido de la época Militar. Sus obras son una denuncia social y tienen respaldo en investigaciones de casos y crímenes del país. Su cuerpo no apareció pero se habla de una persecución y arresto que luego habría terminado con su vida.
El rol de Walsh en esta aterradora parte de la historia argentina es valorado por su fuerte compromiso social.
Difícil para un periodista ejercer en medio de imposiciones tan grandes y más si se trata de la denuncia a la misma Junta que, a través de la fuerza, logró conseguir el poder de un país.
El escritor militó en partidos de izquierda como la FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y se lo asociaba con otros como Montoneros. Ésto y la carta abierta que realizó para denunciar las atrocidades que sucedieron en el primer año de la Dictadura, fueron algunos de los motivos de su persecución, arresto y muerte.

Tortura e ignorancia.

Durante la dictadura militar de 1976-1983, presidida sucesivamente por Jorge Rafael Videla, Roberto Viola y Leopoldo Fortunato Galtieri, el terror se hizo presente en su máxima expresión.
Con el objetivo de acabar con los que no estuviesen de su lado se persiguió, torturó y mató a todo aquel que se les pusiera en el camino. A la vez, esta nefasta etapa perjudicó a una sociedad sembrándola de miedo.
El escritor José Pablo Feinmann participó desde su pensamiento de izquierda en esos años. Lo hizo a través de sus relatos, asumiendo así la militancia desde un lugar intelectual. Muchos de sus textos describen la violencia con que se llevó a cabo en este período.
Él prefirió no exiliar y, con ello, sufrir todas las consecuencias sabidas. La persecución diaria les llegaba a todos los que asumían el compromiso como lo hizo Feinmann. Era conciente de que el momento del arresto y de la tortura le llegaría pero no era lo que más lo asustaba.
En “La critica de las armas” demuestra que la tortura física se sufre pero, que es peor la espera. Explica y demuestra, a través del relato, que parece ser un monólogo, que en el momento de recibir la tortura se padece de una sola manera. En cambio, cuando se la espera, se la imagina de miles y miles de formas y que ese momento es más problemático que el hecho de recibirla verdaderamente.
El relato manifiesta el trastorno y sufrimiento psicológico que genera esa espera. También retrata la actitud de la sociedad que vivió la dictadura con miedo, inacción e indiferencia.
El personaje principal no casualmente se llama Pablo Epstien. Elige denominarlo con ese nombre ya que, “La critica de las armas”, es una autobiografía.
En el texto se ve lo que significa la espera y el autor demuestra que imagina la tortura de muchas maneras y saca conclusiones cuando el ascensor sube y baja. Que el aparato funcionara era sinónimo de peligro. El personaje sabe que se perseguía a todos los que tenían pensamientos de oposición y que le llegaría su momento.
La historia argentina entre estos años fue horrorosa y miles de personas sufrieron la locura de algunos pocos; aunque el pueblo fue cómplice con su silencio.
Antonio Dal Masetto escribió algunos relatos sobre la época de la dictadura en Argentina. “Hay unos tipos abajo” es uno de esos textos y refleja la situación que se vivió en el país en el año 1978.
El Mundial de fútbol se realizó en la Argentina y los militares lo utilizaron para tapar las atrocidades que se vivieron durante este período...

Recuadro: Florece al borde del precipicio.

Probablemente Rodolfo Walsh ya sabía que al escribir “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” sería difícil seguir con vida. En ella expresa que por varios motivos, entre los cuales se encuentran la muerte de su hija y la persecución a intelectuales, se ve obligado a realizar esta carta de denuncia.
Desarrolla mediante una investigación periodística las calamidades que se llevaron acabo durante el primer año de la Dictadura Militar.

Durante el relato de la carta destaca la ilegalidad de la formación del poder de ese gobierno así como los desaparecidos, los presos, los muertos; “decenas de desterrados”.
Al mismo tiempo separa todas estas atrocidades de lo que era el desastre económico que plantearon y la miseria que lograron planificar.
Para demostrar ello se ampara en la reducción de salarios a un 40 % y el aumento de los horarios de jornada laboral. También fundamenta con el descenso del producto bruto interno, la suba inflacionaria y una deuda externa que se acrecentó.
Lo que logra hacer Walsh, con esta carta, es dividir en dos partes trágicas el primer año del Gobierno Militar. Por un lado, los hechos de violencia, tortura, desapariciones y matanzas. Por el otro, la incapacidad de llevar adelante económicamente un país y de manejarlo para beneficio de gobiernos ajenos.
La carta cobra mayor valor sabiendo de la imposición y prohibición que se vivió en la época.
Rodolfo Walsh cumplió con el compromiso que asumió y su censura, fue la muerte.



Página 3
...La sociedad se encontraba fragmentada por causa del miedo que generaban las desapariciones, los arrestos y las matanzas. También el individualismo y el refugio personal se hacían presentes.
Con el Mundial de fútbol encontraron un lugar de interacción social y de alegría para compartir ya que la selección nacional generaba buenas expectativas.
Dal Masetto en su libro mencionado refleja la indiferencia de muchos de los ciudadanos. El personaje de Pablo, de oficio periodista, ejerce sin ningún compromiso ante la realidad de la dictadura. Su amiga Ana avisa de que hay unos sospechosos en la esquina de la cuadra del edificio donde él vive. En principio duda y esa situación le produce sospechas pero termina ignorándola.
Al otro día, domingo, se jugó el último partido del Mundial y Argentina se consagró campeón provocando algarabía entre los ciudadanos.
Los “fulanos”, como los denomina el autor, seguían en las calles acumulando delitos, pero la atención de la gente estaba en otro lado y sus miradas eran de indiferencia.
Todo esto lo describe el texto y refleja perfectamente lo que fue ese período de la historia nacional.
La dictadura seguía llevándose personas, las calles pertenecían al silencio y los gritos no se oían. Mientras, la sociedad se refugiaba en el deporte que terminó con buen final.

Malvinas, el final del desastre.

En 1982, después de 6 años desastrosos de la historia argentina, la Junta Militar no podía mantenerse al mando ya que, se conocían sus deficiencias para manejar un país. La guerra de Malvinas fue la última carta que se jugaron los militares para seguir en el poder.
En esos años comandaba el general Leopoldo Fortunato Galtieri y ante la presión dijo “Si quieren venir, que vengan. Los estaremos esperando” refiriéndose a los ingleses. Con esto daba el aviso de guerra, que el pueblo argentino no vio sino que pensó sólo en la recuperación de las islas y no en el modo ni en las consecuencias que dejaría.
El escritor Rodolfo Enrique Fogwill fue el primero en escribir una novela sobre la guerra en Malvinas. Lo hizo a través de “Los pichiciegos” que relata la guerra desde un grupo de soldados que la vive en su pozo de zorro.
La historia que muestra el autor se encamina en la búsqueda de alimentos, ya sea por tratados o intercambio.
El grupo de soldados que se ve en la novela está compuesto por gente de todo el país que busca sobrevivir sin involucrarse en el conflicto.
Los relatos que transcurren en la trinchera no tratan de demostrar cómo fue la guerra, sino que en ellos siempre se hace presente la sobrevivencia de esta “tribu” que se marginó de lo que era la batalla.
En una cierta parte desarrolla un hecho en el cual, por conseguir unas pilas para su radio, un personaje entrega información.
Luego de un extenso relato casi todos lo pichiciegos terminan muertos por la pérdida de gas de una garrafa que se encontraba en el refugio. Sólo uno se salva porque no estaba allí.
Si bien Fogwill hace una buena novela, ésta no puede ser un reflejo de Malvinas, ya que no existe guerra sin batallas ni enfrentamientos.
En la guerra de Malvinas se logró esconder la verdadera y dolorosa realidad que vivieron los soldados argentinos; el maltrato, la falta de alimentos y de capacitación militar.
Este último acontecimiento demuestra que la dictadura no tuvo piedad y se caracterizó por el sufrimiento de todo un país.
En los 7 años que duró no hubo justicia, no se oyó, no se miró y no se valoró. Tampoco hubo libertad de prensa, ni de expresión.
Pero lo que si hubo fueron 30.000 desaparecidos, una guerra, mucha indiferencia e individualismo. Al mismo tiempo, creció la deuda externa y descendió el producto bruto interno.
Como en toda la historia Argentina la etapa de 1976-1983 se refleja en la literatura. A pesar de la censura y del terror que se impuso los escritores interpretaron la realidad.
Con los cuatro autores mencionados se logra llegar a los hechos más relevantes de esta etapa: los desaparecidos, la indiferencia, las torturas, la mentira, la guerra y el miedo.
La dictadura militar en la Argentina logró organizar un desastre que hoy se sigue padeciendo.


Recuadro ¿Qué vio Fogwill?
“Yo me avivé y todos los demás son unos pelotudos” expresó en una entrevista Rodolfo Fogwill, refiriéndose a su texto “Los Pichiciegos”. En éste, habla de un grupo de soldados y muestra la guerra desde un refugio donde todo el relato se basa en el intercambio y en la búsqueda de alimentos.
En la misma entrevista dice que escribió esta novela en dos días y consumiendo 12 gramos de cocaína. Además, que lo único que él conocía sobre Malvinas era la información que pasaban en la televisión.
¿De qué se avivó Fogwill? En su narración la gente busca tomar mate con azúcar o ver si fumaban tres o cuatro cigarrillos por día. Lo expresa en las charlas que tienen los personajes, en las cuales, hacen cuentas de cuantos cigarrillos habría para cada uno.
Hoy se puede afirmar que los chicos que estuvieron en Malvinas volvieron con muchos kilos menos.
¿Qué es lo que vio el escritor con 12 gramos de cocaína en su cuerpo y sabiendo que dijo que “la realidad no existía” para él? ¿Una cueva con garrafa y llena de comida? ¿Una guerra sin enfrentamientos? ¿Una guerra sin muertos en batalla?
En el caso que hubiese querido demostrar que los Pichiciegos era un grupo de generales que huyeron del conflicto y sólo querían salvarse, ¿por qué los Pichiciegos terminan muriendo por causa de una pèrdida de gas? Hoy día los generales que estaquearon siguen en libertad.

“Los Pichiciegos” termina siendo una novela que no está muy cercana a la realidad. Por lo tanto, deja de ser un reflejo de la guerra y un relato en el cual se pueda basar para contar un hecho histórico tan relevante como es Malvinas.
Página 4
Mi viejo tiene 45 años. A veces por las noches se despierta por el ruido del estruendo de una bomba en su memoria. En su mente rondan algunos fantasmas cuyos nombres no los recuerda bien.
Su grupo de compañeros, que vivieron los mismos sufrimientos, y nosotros, su familia, somos lo único que él tiene ya que su vida es incierta. La perdió en aquella guerra y ahora vive otra, pero muy distinta. No logra afirmarse en la sociedad ni al ritmo de la cotidianeidad. Sus sueños fueron robados.
Él es poco expresivo y bastante duro. Es muy difícil arrancarle una alegría pero, cuando lo hacemos, juro que es inmensa y especial. Nuestras vidas giran en torno a él y esos gestos nos dan mucha energía para seguir luchándola.
Nunca le des una orden, nunca lo mandes a hacer nada; responde muy mal ya que, recuerda los malos tratos por los que pasó. Al mismo tiempo, se siente libre sin ninguna profesión fija pero, a la vez, no encuentra nada que lo haga olvidar lo que pasa por su mente.
Recuerdo una pregunta que me realizó un periodista a mis 5 años: “¿te gustaría que tu viejo vuelva a las Islas?” Con toda mi niñez y mi ignorancia respondí que si y que lo acompañaría. Cada vez que me acuerdo de eso me pongo muy mal. En mis cortos 19 años de existencia, no logro entender las nefastas guerras. Teniendo en mi casa a una persona que es ex combatiente y viviendo con él todo los días conocí algunas consecuencias más de cerca.
Se que la dictadura es una marca y una mochila pesada que cargamos todos los argentinos en nuestras vidas y que seguirán soportando nuestras generaciones próximas. Lo que no quiero es que a mis hijos sólo les quede un leve borrón de aquel conflicto bélico que llevarán en su sangre. No quiero que quede olvidado y no quiero que se deje de lado y se piense que los veteranos de guerra son gente perdida. Como sociedad les podemos dar mucho y ellos nos pueden enseñar mucho para no repetir la dolorosa historia.
Volviendo a lo de mi viejo, es mucho el respeto que tengo por su historia. Cuesta decirle que no a lo que pide, cuesta mirarlo a los ojos y tutearlo, cuesta no relacionar todas sus actitudes con situaciones sufridas en el pasado; cuesta ser su hijo. Respeto y admiro su valentía y me imagino en esa guerra y con su edad; me estaría haciendo caca encima.
No fueron ni son bien tratados. No reciben el apoyo ni el reconocimiento necesario. Padecen diariamente la terrible situación de pares suicidándose.
Esto último me lleva a contar un hecho muy loco que pasó por mi cabeza en el acto, en el cual, se conmemoraron los 25 años de Malvinas (en Mar del Plata no suelen ser muy concurridos).
Repaso la plaza con el monumento a los caídos y un sonido que endulzaba mis odios. A las fuertes voces que entonaban el himno nacional las acompañó un diluvio. Pensé que ante el segundo minuto que llovió sin parar la gente correría a un refugio. Emocionaba ver y oír a las ancianas cantando el himno mojadas y ver que sus lagrimas eran unas más de las tantas que lloró ese cielo enfurecido.
Creo que ese día le demostramos a cada soldado que, si bien no se puede comparar, nosotros nos entregamos por ellos y decidimos soportar la lluvia. Yo pensé que fue una señal y, además, que debía mojarme y pasar frío como lo hicieron ellos.
Otra cosa disparatada fue la primer alegría de mi viejo, el nacimiento de mi hermano. No pregunten por qué, pero fue un 2 de Abril. Yo nací un 30 de diciembre sólo para que mis viejos pasen año nuevo en la clínica.
No puedo olvidar la vez que nos contó, a mí y a mi hermano, aquella historia. Fueron dos o tres noches seguidas y, si mal no recuerdo, yo tenía 6 años. Fue la única charla que tuve con él sobre el tema. Éramos pequeños pero lo escuchamos con mucha atención.
Ese relato fue una película. En el momento no teníamos conciencia pero, las cosas que todavía retengo son terribles. Mis preguntas se referían a cuánta gente mató y al por qué todo fue de esa manera. No entendía por qué pasaban hambre y arriesgaban su vida por un trozo de chocolate.
Espero que pueda volverse a sentar conmigo y que se anime a contarme las cosas; cómo fueron sus días en Malvinas y cuál es la verdad de su vida actual. Lo veo difícil pero no imposible. Se que servirá mucho para todos, que los que conocen la verdadera realidad son ellos y que no hay nadie mejor para contarla.
Para terminar creo que hasta el día de hoy, en el caso Malvinas, toda una sociedad no entendió la frase que dice que “Uno no ama a la patria porque es grande, sino porque es SUYA”.


Por Nicolás Fogolini

Video situacional del programa Natalia y Manolo.

Natalia y Manolo son dos casos de jóvenes asesinados en Miramar (el segundo inconcluso). El presente video fue mostrado en el trabajo final de la materia audiovisual por los alumnos de segundo año de Comunicación Social, de la extensión áulica en Miramar, de la Universidad Nacional de La Plata.

Realización: Nicolás Fogolini con colaboración de Tomás Canavari y Cristian Serrano.
Locución por Daniel Ramos (colaboración)
Texto: Javier Andrada