sábado, 15 de noviembre de 2008

Nunca digas Recuerdo

La Memoria, la memoria está llena de cosas que nos marcan la vida; en la memoria sólo quedan imágenes, situaciones que nos marcan la vida. Las cosas que no nos marcan no quedan en la memoria, sino que son parte de los recuerdos. Y los recuerdos están llenos de olvido; en el recuerdo existe una gran cuota de olvido.

Pero el peligro aparece cuando nos damos cuenta que en la mayoría de los casos el olvido es consensuado por la sociedad y, peor aún, es buscado por los ciudadanos y, después, consensuado.

A su vez, un historiador cuenta que para reconstruir los hechos (la historia) se buscan testimonios, se busca la voz de los que vivieron en esas épocas, en ese contexto y que, en esos testimonios, la verdad, la historia o realidad surge de las coincidencias de esos relatos, de los que se repiten.

Por consecuencia, hay que establecer un paralelismo; hay que reflexionar sobre este aspecto. Si los testimonios que se repiten se consideran verdaderos, o reales, y son los que escriben la historia y tenemos en cuenta que el olvido (la situación no deseada) es consensuado por la sociedad y no son memoria, porque no los marcó; la historia está llena de olvido.

Por lo tanto, estos hechos no tienen que ser reconstruidos por la “mayoría” sino por los memoriosos, por los que lo vivieron y fueron marcados por ello para toda su vida.



Malvinas no es Recuerdo, es MEMORIA.
Para cada uno de los hijos ingleses que perdió a su viejo en Malvinas.


Querido hermano/a:


Te escribo desde Argentina para contarte cómo está papá, cómo pasa sus días y sobrevive en esta cruel realidad. Sé que yo fui el afortunado y que no podés disfrutar de nuestro viejo ya que el destino decidió que regresara hacia el sur.

Se despierta y vive cotidianamente. Su monotonía asusta, no sé que debe pasar por su cabeza. Si de algo estoy seguro es que si hubiese vuelto hacia Inglaterra estaría mejor, con una buena asistencia médica, con el reconocimiento merecido. No por el hecho de haber sido victoriosos (que en verdad nadie gana en una guerra), pero sí porque el pueblo argentino no está preparado culturalmente para convivir con ex combatientes.

Hermano/a, la vida de él es incierta y, a pesar de creer entenderlo, nunca logramos conocerlo bien. La persona que fue a Malvinas no es la misma que volvió. El quiebre que logra una guerra es muy importante; lo obligaron a crecer.

Debés estar esperando que te describa las manos robustas, la delgadez y los ojos marrones claros de papá, pero quiero contarte sobre su personalidad. Es un tipo raro porque es muy inestable, además es impredecible. Si hay algo que noto, que también lo veo en sus pares (en los demás ex soldados combatientes), es esa adolescencia que mantienen a flor de piel. Si lo escucharas reír verías que aún es un niño.

Lamento enormemente que se haya tenido que venir aquí para estar conmigo y no lo podamos compartir. Vos pensarás que tu viejo quedó en Malvinas, pero te aseguro que tu HERMANO argentino lo está cuidando bien y algún día te lo dará a conocer.

Nicolás Fogolini
Nicolás Fogolini, hijo de
ex combatiente en Malvinas.



“Para que nunca más una guerra nos robe
nuestra juventud,
nuestros sueños; nuestro futuro…”