domingo, 16 de agosto de 2009

Procesos

La lejanía me une. Las palabras me sueltan. El sentir de tu voz me hace a la reflexión. Y siento. Siento cómo me vas hablando. Tus palabras, tus conceptos, tus tratos. Ya no sé qué hacer con esta situación, con esta hermandad. Porque siento que te siento, que te necesito. Que te tengo, pero no estás. No estamos. Pero no es la distancia ni el espacio. Es el tiempo. Y con el tiempo tus abrazos. Que son cada vez más lejanos, pero más recientes. Más amargos pero aún dulces.

Es extraño. Es nuevo. Pero las relaciones son ambiguas y es lo que las hace interesantes, y únicas. “Si supiéramos…No!!!” No hay nada más feo que saber o que suceda. Cuando las cosas pasan…pasan. ¿Y después qué? Sólo nos queda hablar de un pasado. Y recordar para ser feliz. Pasa, como el tiempo que cuando nos queremos acordar acabó. Pero aún dura más cuando lo “queremos”, cuando pensamos en “que pase!” y queremos que llegue. Cuando lo deseamos. Es en esos momentos cuando las cosas duran y cuando las tenemos.

Tenerlo es lindo. Pero es tenerlo y nada más. Por eso es más lindo que pensemos y que juguemos. Que no me lo digas, aunque lo sepamos. Que lo deseemos. Que lo esperemos y que no lo encontremos. Porque el Arte de pensar y de imaginar es el que nos lleva a disfrutar y a sentir; es el que nos eleva a donde verdaderamente se Está.


Por Nicolás Fogolini